Con sobrada justeza, el Museo Universal de la Cartografía goza del título informal de Museo más Bello del Mundo.
En sus inicios, durante los primeros años del siglo XX, el Museo comenzó como un juego de Búsqueda del Tesoro algo más sofisticado que otros. Se llamó a sí mismo La Caza del Tesoro.
Apenas dos salones, una recepción con el escritorio de expendio de entradas al valor de la moneda más depreciada de entonces, el salón principal en el que se exponían una serie de mapas en parte pintados a mano, en parte construídos de la superposición de recortes de ilustraciones de libros.
Curado por el organizador de la búsqueda del tesoro y por sus padres, los mapas enmarcados en varillas de madera balsa sin barzinar ni protección de vidrio indicaban a los visitantes las posiciones en la ciudad en que podrían hallarse algún objeto considerado de valor.
Con el transcurso del tiempo, de los estudios y de la práctica, sus curadores adquirieron mayores destrezas técnicas en dibujos, pinturas, textos, y cartografía, ampliando la muestra inicial hacia nuevas manifestaciones cartográficas.
En la actualidad, el Museo Universal de la Cartografía ocupa la superficie de aproximadamente 3 hectáreas completas en las que se encuentran los mapas propios y originales más bellos expuestos en museo alguno.
El Salón de los Cielos, salón/observatorio ubicado sobre el tercer piso del museo, ofrece mapas del cielo nocturno observados desde distintos puntos de la Tierra a la par con los mapas de las ubicaciones desde que tales cielos son observables.
Comprobar que el cielo no es el mismo en el continente Sur que en el continente Norte nunca cesa en su efecto de asombro en quienes apenas prestan atención a las estrellas de navegación de la antigüedad.
El Salón Musical expone mapas de las partituras clásicas. Con cada partitura desplegada en cientos de
pentagramas musicales pintados a mano por especialistas se aprecian las indicaciones de dirección musical en forma de señas e ilustraciones icónicas para su comprensión y disfrute. Los visitantes disponen de auriculares en los que se sintoniza aquellas sinfonías que las cartas describen.
La Sala Bach expone los Conciertos de Bradenburgo en una secuencia de salones espiralada tal que los visitantes del Museo más distraídos acaban visitando cíclicamente el comienzo de la exposición.
El Salón de Literatura documenta las peregrinaciones más conocidas y leídas de la literatura. Decenas de mapas detallan los pasos de Frodo Bolsón desde La Comarca hasta Mordor, los Viajes de Gulliver por las tierras de Lilliput, de Laputa y la tierra de los Yahoo, los de Alicia en el País de las Maravillas, y las idas y venidas de Adán Buenosaires. El clásico regreso de Odiseo a Ítaca. Mapas de la Irlanda actual documentan los cuentos Dublinenses y la peregrinación nocturna del Ulises, mapas de Oriente los viajes de Marco Polo, cartas de Navegación siguen la estela de las aventuras de Sandokan por el África y Asia, mapas de Italia rastrean las aventuras amorosas de Casanova y los de Europa el regreso de Primo Levi desde Auschwitz a su Italia descrito en La Tregua.
El Salón de Prisiones y Escapes expone los planos de las prisiones famosas y de sus planes de evasión. El escape de Giacomo Casanova de su prisión, ocultando una lima de hierro en un libro debajo de una cazuela caliente de tallarines, los escapes fallidos de Alcatraz, la sofisticada fuga y retorno al Gran Hotel Budapest de su romántico conserje.
El Parque de Laberintos es a un tiempo salón de exposición y en sí mismo laberinto. El museo dispone de guías en cada salón, único modo viable de hallar la salida de muros tan similares entre sí, en los que se ilustran los laberintos más bellos y sofisticados de la literatura y del cine.
En la Sala de Anatomía cuelgan ilustraciones manuales de los sistemas biológicos que constituyen los cuerpos de las especies. Desde el ciclo de la respiración hasta la síntesis de proteínas intracelular están documentados.
El Restaurante del Museo se encuentra rodeado de las exposiciones de platos del mundo. En ellas pueden rastrearse los orígenes y las migraciones de los platos culinarios más diversos, desde las comidas rápidas a los más exóticos y desconocidos.
Cuando el caballero alto, distinguido, de aspecto cuidado y sobrio se acercó al bibliotecario nada indicaba que se tratara del incidente más curioso que ocurriera en la biblioteca.
– Disculpe. Yo he pedido un libro en calidad de préstamo hace exactamente 7 días.
– ¿Desea renovar el préstamo?
– No.
– ¿Devuelve el libro?
– Tampoco.
El bibliotecario observó al socio, aguardando más información.
– He perdido el libro.
– ¿Cómo ocurrió?
– El relato completo no cabría en el breve resúmen de una conversación.
– Debo informarle que me veo en la obligación de solicitar la reposición del libro, o su equivalente en dinero.
– Cuento con ello. Durante el transcurso de la semana entrante podría acercar un nuevo ejemplar. ¿Tal proceder resultaría conveniente?
– Por supuesto. La biblioteca agradece su comprensión.
Tras una breve pausa, el caballero agregó.
– Existe otra cuestión más que deseo mencionar.
– Por favor, diga.
– No es el único libro perteneciente a esta biblioteca que he perdido.
– ¿Cómo dice?
– Por favor, reciba la lista exhaustiva de libros que he perdido durante los pasados meses.
El caballero extendió un papel carta grueso, de extraordinaria calidad y estremecedor tacto, en el que se leían una lista de alrededor de 20 libros escrita en la más correcta de las caligafrías en pluma de tinta.
El bibliotecario leyó la lista con desconfianza.
– Estos libros no figuran prestados en el sistema.
– Lo sé. No han sido prestados.
– En ese caso, ¿cómo pudieron haberse perdido?
– Si fuera tan amable de comprobar la ausencia de tales ejemplares por Ud. mismo, podría explicarle.
El bibliotecario así lo hizo.
Regresó 10 minutos más tarde, visiblemente alterado.
– ¿Qué ocurrió con los libros?
– Los he robado.
– ¿Cómo ha dicho?
– Como ha oído. Los he sustraído aprovechando diferentes ocasiones en que todos en la sala se encontraban distraídos.
– ¿Y por qué lo admite ahora?
– Porque los he perdido. Me siento en obligación de informarlo a la biblioteca.
– …
– ¿Podría reponer estos ejemplares también?
– Ya lo creo.
Respondió el bibliotecario en el mismo instante en que se comunicaba con la seguridad de la biblioteca para informar el incidente.
Existe un conjunto de leyendas en torno al Museo Universal de la Cartografía.
Una de ellas discurre acerca de mapas secretos cifrados en mapas ocultos en salones ocultos en exposiciones, con significados que únicamente los iniciados en el mito podrían decodificar con correctitud.
De acuerdo a esta leyenda, existe una sociedad secreta de escritores dedicados a formar la biblioteca secreta más asombrosa del mundo.
Para tal fin, tras seleccionar con minuciosidad las bibliotecas deseadas, impostando ser socios pierden o destruyen ejemplares de libros suyos o de otros escritores pertenecientes a su sociedad. Tales ejemplares se reemplazan por ejemplares únicos de versiones modificadas de estos libros.
Estos libros develarían los secretos mejor guardados de este universo, mas sólo a quién conociera qué ejemplares son éstos, y en qué orden han de leerse.
La información de estas bibliotecas y de estos ejemplares se encontraría codificada entre las cartografías de algunas de las exposiciones de peregrinaciones literarias existente en las salas del Museo Universal de la Cartografía.
El Museo más Bello del Mundo.